Impuesto a la comida chatarra no solucionará por sí solo el problema

CRISTIE HIYO TAMBRA

Las declaraciones brindadas por el ministro de Salud, Alberto Tejada, con respecto a su apoyo a la propuesta de la organización Foro Salud de aplicar un impuesto a la comida chatarra, a fin de inhibir su consumo, han traído cola. El tema de los buenos hábitos alimentarios ha sido puesto en el tapete y la conveniencia o no de la creación del nuevo impuesto ha iniciado la controversia.

Pero ¿a qué se le llama comida chatarra? Según Enrique Jacoby, viceministro de Salud, se denomina chatarra a los alimentos ultraprocesados y que proveen de pocos nutrientes, energías, vitaminas, hierro y proteínas o ninguno de ellos. “La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado qué es comida chatarra usando los criterios del contenido del alimento, cantidad de grasas, sal y azúcar”, señaló a El Comercio.

Ariel Frisancho, coordinador nacional de Foro Salud, indica queclasificar un alimento como chatarra tiene que ver con su forma de preparación, los insumos usados y los hábitos alimentarios. “El Instituto de Investigación Nutricional, el Ministerio de Salud y sus especialistas están haciendo un trabajo muy interesante. El Colegio de Nutricionistas y el Colegio Médico deberían están involucrados en este diálogo. Se tiene que hacer un análisis de los contenidos de grasas y calorías de los productos vendidos en un restaurante de comida rápida y la conveniencias de consumo”, explicó.

TEMA EDUCATIVO
Sandro Fuentes, abogado tributarista y ex jefe de la Sunat, sostiene que gravar la comida chatarra no tiene sentido y considera que es pésimo hacer política de salud pública mediante la política tributaria. “Encareciendo esos productos por la vía tributaria no se va a disuadir su consumo. Solo se encarecerá para darle fondos al Estado y sostener una red pública de salud que es ineficiente y poco moderna”, afirmó.

Ariel Frisancho recalcó que el impuesto es solo una de las 13 medidas propuestas por Foro Salud para mejorar los hábitos alimentarios en el país,y que su mayor preocupación es el desarrollo de estrategias adecuadas para enfrentar enfermedades como la diabetes y la obesidad. “Es un intento de modular el consumo sobre la base de un análisis de especialistas y aprendiendo las lecciones de otros países”, comenta.

Dinamarca tiene un impuesto a insumos como mantequillas o aceites. En Hungría, frente al aumento del índice de obesidad, se incrementó el precio de las hamburguesas y alimentos de altos contenidos de sal y grasas saturadas.

Sin embargo, Frisancho indica que una decisión como esta solo servirá si viene acompañada de programas masivos de actividad física. “Debemos apoyar la medida propuesta por el Ministerio de Salud para que se incrementen las horas de educación física en los colegios. Los niños son una de las poblaciones más vulnerables, porque inician desde muy temprano la ingesta de estos alimentos”, detalla.

NUEVA ESTRATEGIA
“Mentiría si digo que el impuesto a la comida chatarra resuelve todos los problemas. No existe una solución mágica. Hay un conjunto de alternativas que nos pueden traer la solución. Los niños deben dedicar en el colegio entre 1 y 2 horas al día a la realización de actividad física ”, indicó el viceministro Jacoby.

Agrega que se encuentran en un trabajo directo con el Ministerio de Educación para relanzar iniciativas concretas en ese sentido.“Vamos a convocar una comisión de expertos peruanos y extranjeros para que le propongan al Ministro de Salud qué debemos hacer para prevenir la obesidad; qué podemos hacer en agricultura, en el comercio de alimentos,en términos de publicidad; y qué podemos hacer respecto de nuestra culinaria nacional; qué bebidas fomentar más, etc.”, comentó.

Sandro Fuentes considera que una mejor alternativa para disuadir a los consumidores de estos productos es brindar más recursos a campañas eficientes. “Nada va a reemplazar a la información y a las decisiones que tomen las personas. Castigar con impuestos será puramente recaudatorio”, expresó.