Escándalo e indignación ha suscitado en el Perú la carta abierta que el periodista Álvaro Vargas Llosa dirigió a nuestra Cancillería y que, publicada ayer en el diario La Tercera de Santiago, muestra una clara adhesión a las tesis sureñas.
En la misiva, difundida al día siguiente de haber culminado los alegatos de Chile ante La Haya, Vargas Llosa recusa las posiciones peruanas empleando detalladamente los argumentos de los juristas chilenos.
"Creo que las posibilidades de que el Perú obtenga el triunfo son mínimas en lo que se refiere al reclamo principal -una delimitación marítima basada en una línea equidistante-", sostiene en la misiva de 6 páginas.
A su juicio, el convenio pesquero de 1952 determinó el mar territorial: "Cuando Chile invitó a Ecuador a la reunión en la que se iba a firmar la Declaración de Santiago y otros convenios en 1952, le comunicó que determinar 'el mar territorial' era el primer objetivo. No dijo que el objetivo era sólo firmar un convenio de pesca".
"La idea de que la Declaración de Santiago es un simple convenio pesquero choca con dos hechos: al mismo tiempo que ese documento, que fue el principal, se firmaron otros más, entre ellos uno de pesca. Además, el título, el preámbulo y el texto confirman que los países estaban fijando su soberanía marítima", dice.
Además, Álvaro Vargas sostiene que "hay varios mapas del Perú aprobados por la Cancillería con los límites marítimos basados en el paralelo de latitud, de acuerdo con un Decreto Supremo de 1957".
"La tesis de que un arreglo provisional puede durar tantas décadas es rebuscado", argumenta.
Por si fuera poco, agrega que "las actas de la reunión que produjo la Declaración de Santiago registran que el artículo IV nació como producto de un pedido del delegado ecuatoriano, quien solicitó que se dejase en claro que 'la línea limítrofe de la zona jurisdiccional de cada país' era el paralelo del punto en que la frontera terrestre llega al mar".
Según la carta, tiene asidero "la tesis chilena de que el Perú firmó y aceptó durante mucho tiempo una frontera, y luego la quiso modificar en vista de la evolución del derecho" del mar.
"Hoy día sólo una inseguridad en nosotros mismos puede justificar que ustedes (la Cancillería) sigan dedicando los mejores esfuerzos a algo que está esencialmente resuelto y que se resistan a actualizar la mentalidad decimonónica", agrega.
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