El centro de Lima vuelve a ser tomado por ambulantes
18 de Octubre
LIMA -
La erradicación del comercio ambulatorio fue uno de los más importantes ofrecimientos que hizo a los limeños la alcaldesa de Lima, Susana Villarán. Sin embargo, todo hace indicar que este grave problema se le va de las manos.
Vecinos, transeúntes y comerciantes formales del Centro de Lima han manifestado su malestar por la aparición en las últimas semanas de ambulantes en las calles más concurridas. Esto no sólo dificulta el desplazamiento de las personas, sino que genera desorden e incluso aglomeraciones que llaman a la delincuencia.
"La venta de alimentos hace que la gente se aglomere y en ese momento los ladrones aprovechan el descuido de los clientes para despojarlos de su dinero", cuenta Maritza Cornejo, quien es una comerciante formal de la avenida Emancipación.
En efecto, el cruce de la avenida Abancay con el jirón Huallaga se ha convertido en un mercadillo. Allí, Correo comprobó que se ofrecían platillos de cebiche, diversas frutas como piña, sandía y hasta las requeridas "papitas con huevo".
Los ambulantes han ocupado esa esquina, obstaculizando incluso el pase peatonal en esta transitada zona.
Lo curioso es que esto ocurre ante la mirada de los serenos de la Municipalidad de Lima, quienes parecen hacerse de la vista gorda.
Más ambulantes. Pero ese es sólo un ejemplo, pues si bien existen comerciantes con los chalecos que llevan logotipos de la comuna limeña, con ellos se confunden vendedores de prendas de vestir, utensilios o de cortinas.
Esto ocurre en la cuadra 5 del jirón Ayacucho. Allí, un grupo de negociantes ha ocupado las veredas para ofrecer sus productos, tal es el caso de la fachada de una casona que parece estar a punto de caer, pues sus balcones son sostenidos con palos.
"En determinadas horas por acá ni se puede caminar, con los carros y los ambulantes esta zona se convierte en un caos", cuenta Pedro Arce, quien tiene un negocio de venta de productos de plástico.
Durante nuestro recorrido incluso observamos cuando dos sujetos -ante la mirada de un sereno- ofrecían un mishasho, un animal salvaje de la selva. Al ser consultado sobre este hecho, el trabajador municipal increíblemente contestó que él no podía intervenir y que iba a llamar a la Policía. Obvio esto no ocurrió y los vendedores ambulantes continuaron en su negocio.
Algún juguete para el más pequeño del hogar, quizá una prenda de vestir, un sabroso platillo de comida o hasta -lo que es peor- algún animal salvaje, son los diversos productos que ofrecen numerosos vendedores ambulantes, quienes en los últimos días han retornado a las calles del Centro de nuestra capital. Todo esto ocurre ante la vista y paciencia de las autoridades de la Municipalidad Metropolitana de Lima.
La erradicación del comercio ambulatorio fue uno de los más importantes ofrecimientos que hizo a los limeños la alcaldesa de Lima, Susana Villarán. Sin embargo, todo hace indicar que este grave problema se le va de las manos.
Vecinos, transeúntes y comerciantes formales del Centro de Lima han manifestado su malestar por la aparición en las últimas semanas de ambulantes en las calles más concurridas. Esto no sólo dificulta el desplazamiento de las personas, sino que genera desorden e incluso aglomeraciones que llaman a la delincuencia.
"La venta de alimentos hace que la gente se aglomere y en ese momento los ladrones aprovechan el descuido de los clientes para despojarlos de su dinero", cuenta Maritza Cornejo, quien es una comerciante formal de la avenida Emancipación.
En efecto, el cruce de la avenida Abancay con el jirón Huallaga se ha convertido en un mercadillo. Allí, Correo comprobó que se ofrecían platillos de cebiche, diversas frutas como piña, sandía y hasta las requeridas "papitas con huevo".
Los ambulantes han ocupado esa esquina, obstaculizando incluso el pase peatonal en esta transitada zona.
Lo curioso es que esto ocurre ante la mirada de los serenos de la Municipalidad de Lima, quienes parecen hacerse de la vista gorda.
Más ambulantes. Pero ese es sólo un ejemplo, pues si bien existen comerciantes con los chalecos que llevan logotipos de la comuna limeña, con ellos se confunden vendedores de prendas de vestir, utensilios o de cortinas.
Esto ocurre en la cuadra 5 del jirón Ayacucho. Allí, un grupo de negociantes ha ocupado las veredas para ofrecer sus productos, tal es el caso de la fachada de una casona que parece estar a punto de caer, pues sus balcones son sostenidos con palos.
"En determinadas horas por acá ni se puede caminar, con los carros y los ambulantes esta zona se convierte en un caos", cuenta Pedro Arce, quien tiene un negocio de venta de productos de plástico.
Durante nuestro recorrido incluso observamos cuando dos sujetos -ante la mirada de un sereno- ofrecían un mishasho, un animal salvaje de la selva. Al ser consultado sobre este hecho, el trabajador municipal increíblemente contestó que él no podía intervenir y que iba a llamar a la Policía. Obvio esto no ocurrió y los vendedores ambulantes continuaron en su negocio.
Esta situación se agrava en horas de la noche en el tradicional Jirón de la Unión que es ocupado por decenas de negociantes informales.
NO SE PUEDE ESTAR PROMETIENDO EN CAMPAÑA SOLO PARA GANAR VOTOS........LA FALTA DE CAPACIDAD DE GESTION CERCA A UN AÑO DE ESTAR EN EL PODER ES EVIDENTE .............
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