Humala cumple sus primeros 100 días con luces y sombras
BALANCE. Lo bueno ha sido la continuidad del modelo económico; lo feo, las denuncias de corrupción, tráfico de influencias y otros delitos contra legisladores de Gana Perú, y lo malo, los escándalos de ‘Mocha’ y de Baca.
Buenos técnicos, pero malas juntas. En estos primeros 100 días de gestión, Ollanta Humala ha demostrado que, así como ha sabido convocar a profesionales que dirigen con mano firme la economía, también se ha rodeado de personajes ineptos, cuestionados, y hasta con un amplio prontuario, que merecen estar tras las rejas.
Para analistas y políticos, lo positivo de esta primera etapa –que se cumple el fin de semana– ha sido la continuidad en el manejo de la política macroeconómica, con algunos ajustes a favor de la inclusión social. Por ello, la población no ha experimentado sobresaltos en su economía diaria.
MALAS COMPAÑÍAS
Sin embargo, la turbulencia, en dos dimensiones, se trasladó al campo político. La primera y más fuerte fue causada por la lluvia de denuncias contra parlamentarios de Gana Perú. Los actores principales: Omar Chehade (por presunto tráfico de influencias); Amado Romero, ‘Comeoro’; Celia Anicama, ‘Robacable’, y Wilder Ruiz (con más de 60 acusaciones).
Y ni bien se inauguró el Gobierno, Alexis –el benjamín de los Humala– puso en aprietos al mandatario.
El segundo remezón fue por la mala elección de miembros de su equipo, comenzando por la ministra de la Mujer, Aída ‘Mocha’ García Naranjo, quien ante una tragedia se mostró arrogante y con falta de sensibilidad en el caso del Pronaa.
Humala se equivocó al nombrar a Susana Baca en el Ministerio de Cultura porque no está calificada para gerenciar el sector, lo que quedó en evidencia cuando su viceministro Vicente Otta salió del cargo por denuncias de estafa.
Otra gran metida de pata fue la designación del exasesor cocalero Ricardo Soberón al frente de Devida. Sin embargo, Humala prefirió hacer como si no pasaba nada.
Para el exministro y analista Fernando Rospigliosi, lo peor, además de la corrupción, ha sido el control político de la PNP y de las FF.AA. y el ascenso en el Ejército de la promoción de Humala. Advirtió que el personaje más “siniestro y oscuro” de Palacio, “que está tejiendo toda su red de intrigas”, es el asesor presidencial coronel EP (r) Adrián Villafuerte.
En opinión del congresista Alejandro Aguinaga, el balance de esta etapa no es positivo, aunque tampoco negativo.
HUMALA, ‘EL TUITTERO’
Lo que también marcó estos tres primeros meses de gestión fue el estilo de comunicación del mandatario: enemigo de las ruedas de prensa y aliado del Twitter (593 ‘tweets’ y 140 mil 455 seguidores), dosificando, hasta el extremo, sus presentaciones públicas.
Esta estrategia no le gusta a la periodista Patricia del Río, para quien el Twitter es una “sofisticación” que no viene al caso cuando la mayoría de peruanos no accede a Internet.
De otro lado, no se puede pasar por alto la intolerancia de Humala y de su canciller Rafael Roncagliolo con la prensa y la falta de coordinación y de un mensaje único y claro en el interior del Gabinete Lerner.
Para analistas y políticos, lo positivo de esta primera etapa –que se cumple el fin de semana– ha sido la continuidad en el manejo de la política macroeconómica, con algunos ajustes a favor de la inclusión social. Por ello, la población no ha experimentado sobresaltos en su economía diaria.
MALAS COMPAÑÍAS
Sin embargo, la turbulencia, en dos dimensiones, se trasladó al campo político. La primera y más fuerte fue causada por la lluvia de denuncias contra parlamentarios de Gana Perú. Los actores principales: Omar Chehade (por presunto tráfico de influencias); Amado Romero, ‘Comeoro’; Celia Anicama, ‘Robacable’, y Wilder Ruiz (con más de 60 acusaciones).
Y ni bien se inauguró el Gobierno, Alexis –el benjamín de los Humala– puso en aprietos al mandatario.
El segundo remezón fue por la mala elección de miembros de su equipo, comenzando por la ministra de la Mujer, Aída ‘Mocha’ García Naranjo, quien ante una tragedia se mostró arrogante y con falta de sensibilidad en el caso del Pronaa.
Humala se equivocó al nombrar a Susana Baca en el Ministerio de Cultura porque no está calificada para gerenciar el sector, lo que quedó en evidencia cuando su viceministro Vicente Otta salió del cargo por denuncias de estafa.
Otra gran metida de pata fue la designación del exasesor cocalero Ricardo Soberón al frente de Devida. Sin embargo, Humala prefirió hacer como si no pasaba nada.
Para el exministro y analista Fernando Rospigliosi, lo peor, además de la corrupción, ha sido el control político de la PNP y de las FF.AA. y el ascenso en el Ejército de la promoción de Humala. Advirtió que el personaje más “siniestro y oscuro” de Palacio, “que está tejiendo toda su red de intrigas”, es el asesor presidencial coronel EP (r) Adrián Villafuerte.
En opinión del congresista Alejandro Aguinaga, el balance de esta etapa no es positivo, aunque tampoco negativo.
HUMALA, ‘EL TUITTERO’
Lo que también marcó estos tres primeros meses de gestión fue el estilo de comunicación del mandatario: enemigo de las ruedas de prensa y aliado del Twitter (593 ‘tweets’ y 140 mil 455 seguidores), dosificando, hasta el extremo, sus presentaciones públicas.
Esta estrategia no le gusta a la periodista Patricia del Río, para quien el Twitter es una “sofisticación” que no viene al caso cuando la mayoría de peruanos no accede a Internet.
De otro lado, no se puede pasar por alto la intolerancia de Humala y de su canciller Rafael Roncagliolo con la prensa y la falta de coordinación y de un mensaje único y claro en el interior del Gabinete Lerner.
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