miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿COMO SERA????.......


Entrevista con senderista “Artemio”: “No vamos a realizar más ataques”



“Artemio” nos da la bienvenida al “corazón del Alto Huallaga”. “Mi nombre oficial”, dice, “es José “Pepe” Flores Hala, natural de Camaná, departamento de Arequipa”. Le preguntamos por su edad y nos responde que tiene 47 años.
Según la investigación que hizo Óscar Castilla, de El Comercio, “Artemio” nació el 8 de setiembre de 1961, lo cual suma 50 años. Pequeñas vanidades del monte, quizá. Sobre el nombre con el que figura en el registro: Florindo Eleuterio, lo desestima con un gesto despreocupado: antes obligaban a los padres a coger el nombre del calendario, dice. “Artemio” se ve en buen estado de salud y no se le percibe ni el maltrato del monte ni el de la huida. Y la forma de contestar, concentrada pero calma, revela una larga familiaridad con la discusión política.
¿Usted está de acuerdo, coincide, en que la guerra iniciada por ustedes el 7 de mayo de 1980 terminó en derrota para ustedes?
Sí, eso es real. No vamos a negarlo.
Entonces el tipo de acciones que usted lleva a cabo ya no son acciones de una insurrección que busca la victoria sino acciones meramente defensivas.
El objetivo político sigue siendo el mismo con que nos levantamos en armas, aunque en la práctica hoy día eso no es posible. Creo que eso es fácil de entender. En segundo lugar, mantenemos una fuerza armada en aras de garantizar la postura nuestra en relación de nuestros camaradas que están presos; y creo que eso es fácilmente comprensible. No tenemos la mínima intención de blandir las armas de la guerra, de la lucha armada. No. Con sinceridad queremos plantear que nosotros queremos una solución política; queremos que termine, pero a través de los métodos de una mesa de negociaciones.
Ustedes quieren desmovilizarse.
Por supuesto. El tema es que pasa por una situación de tregua militar.
Tregua. Que no es igual a desmovilización.
Claro, pero son los pasos iniciales [...]. Depende de la decisión que tome el Estado y el gobierno de turno.
¿Es decir, la desmovilización y la entrega de armas como resultado final de la negociación?
La desmovilización y la inutilización de las armas públicamente.
¿Usted no piensa, se resiste a entregar o, si se quiere, a devolver las armas?
Es una cuestión de principios, de postura. Más que entregarlas, inutilizarlas.
¿Destruirlas?
Destruirlas. Públicamente. Pienso que debe de haber organismos mediadores como la Cruz Roja Internacional, la Iglesia [...] Pero todo requiere de que haya la voluntad política del Estado y del gobierno en que sí realmente se quiera solucionar este problema de este conflicto armado y no nos estén paseando como ya sucedió antaño con anteriores gobiernos.
CONTACTO CON OLLANTA
¿Me puede decir algo sobre las negociaciones de paz de antaño?
Yo entablé conversaciones a través de monseñor Luis Bambarén, [y con] el jefe de la delegación de la Cruz Roja Internacional de ese entonces -estamos hablando del año 2003- y con el gobierno de Toledo.
¿Con qué persona del gobierno de Toledo?
No puedo decir exactamente quién [...]. Idas y venidas de mes en mes. Creo que como en tres, cuatro o cinco ocasiones…
[...] Tuvimos reuniones concretas. Vinieron personas de El Vaticano, de Roma, a conversar conmigo y a hacer el papel de mediadores con el Gobierno…. Idas y venidas, tiras y aflojas… yo pienso que fue un paseo, una mecida política [...] Y ahora yo voy a decir dos cosas aquí: he hecho dos intentos dirigidos al presidente de la República, señor Ollanta Humala Tasso.
¿Desde julio o antes de julio?
En estos tiempos. En estos últimos meses. Por dos fuentes que yo tengo, fidedignas, la respuesta ha sido negativa. Me piden igual: rendición incondicional, que deponga las armas, que entregue la coordenada en donde están las armas, que me ponga a derecho, que van a garantizar mi vida, de mis hombres, de mi familia y que incluso que la recompensa … [por su captura] me la darían a mí para sacarme al extranjero [...] por principios, eso no puedo aceptar. No puedo aceptar.
¿Excepto que sea una orden directa de Abimael Guzmán?
No es cuestión de orden, es cuestión de principios. ¿Cómo yo voy a traicionar a mi jefe, como le dije a monseñor Bambarén? ¿Usted traicionaría a su dios, a su biblia eclesiástica, ecuménica, evangélica, apostólica, católica, etc.? (...) Objetivamente yo no puedo traicionar a mi jefe ni a mi partido ni a mi pueblo por el cual me levanté en armas. ¿Qué sería? El hazmerreír de todo el mundo. No, por principio no puedo aceptar eso.
¿Puede describirme con algo más de detalle cómo han sido sus intentos de aproximación con el gobierno del presidente Ollanta Humala?
Hay dos hechos, no voy a señalar nombres por cuestiones de seguridad. Son hombres de Ollanta Humala. De confianza. Dirigí personalmente dos cartas al presidente de la República. Y con la sana intención, con el sinceramiento que me caracteriza, porque jamás voy a ser un mentiroso, señalé mis puntos de vista en pro de esta solución política: que se considerara varios aspectos de los que estoy planteando acá. Sin embargo, la respuesta ha sido de que me acoja a la ley de arrepentimiento, colaboración eficaz, que deponga las armas. [...] Bueno, ya no respondí por escrito, sino verbalmente. Les dije que eso era un imposible político. [...] No hay ningún paso concreto de lo que se suponía más o menos que podía haber: una ventana de respiro, de salida, de esperanza. Pienso que todavía la hay, no podemos cerrarnos a decir que no. [...]
Pero desde que se iniciaron las primeras conversaciones el 2003, como indica, su organización ha recibido golpes muy fuertes, lo que obviamente ha afectado su capacidad operativa y su posición militar. ¿No es parte de la lógica de una jefatura militar el saber reconocer cuándo una situación no tiene esperanza alguna y saber reconocer que en lugar de marchar a un sacrificio absurdo hasta el final, deponer las armas y salvar vidas?
Sí, estamos dispuestos nosotros a negociar. Creemos fervientemente lo que hemos dicho. Lo que pasa es que el Estado y los gobiernos de turno juegan a dos cosas. Dicen que [tenemos] un doble discurso: “plantean por un lado solución política, pero por otro lado su empecinamiento es seguir la lucha armada, esa lucha criminal, etc.”. Y no es así. Nosotros no tenemos el ánimo de blandir las armas, de continuar la guerra [...] solo que hay un empecinamiento por parte del Estado, por parte de quienes son los ganadores de la guerra y quieren ser absolutos [...] ¿Por qué no se puede dialogar? [...] los contextos histórico-políticos no son los mismos de esos tiempos a los de hoy. Y si la suerte no nos acompaña, y si el Estado se resiste en dialogar contra esta salida, estamos dispuestos a inmolarnos si es preciso en aras de no renunciar a nuestros principios. [...] Lo último que me queda por hacer es la última obra y con eso habré concretado mi misión.
¿TREGUA, TRETA O TRATO?
En el caso que usted llevara a cabo negociaciones directas bajo el pedido o la orden de Abimael Guzmán, ¿usted estaría en condiciones, en caso de deponer las armas, de garantizar por parte de usted y de toda la gente que lo sigue paz perpetua; o lo que usted está pensando es [solo] en una tregua?
Una paz perdurable, lógicamente. No podemos hablar a medias tintas. Estamos hablando acá en un contexto a largo plazo. La historia no se mide por años sino por décadas. Los procesos revolucionarios de igual manera.
Pero ¿usted sigue creyendo que la violencia es la única salida a la lucha de clases?
Por principio nosotros somos marxistas. Pensamos que es la única forma de poder cambiar un sistema capitalista por un sistema socialista. Pero en estos momentos eso no es posible. Y si no es posible, lo que corresponde en este momento es terminar lo que comenzó ayer.
¿Y “este momento” cuánto significa en tiempo?
En cuestiones de política, de lucha de clases, no se puede jugar a adivino. Pero entiendo yo que eso tiene para rato.
El marxismo es predictivo. Y una de las cosas que predice es precisamente, en la interpretación radical, una lucha de clases perpetua.
Por supuesto [que] la lucha de clases va a seguir. La lucha política va a seguir. El hecho es que termina la guerra, pero la lucha política continúa. Nosotros nos abocaremos a seguir la lucha política sin armas, el trabajo político organizativo como organización del Partido Comunista del Perú. No vamos a tirarnos a dormir, lógicamente.
O sea, ustedes no estarían dispuestos solamente a no entregar las armas, sino [tampoco] a desmantelar el partido, es decir a renunciar al partido?
No, no, no. Nosotros pensamos que el Estado debe considerar la actividad política del Partido Comunista del Perú. En este momento no plantea, y eso se puede constatar en los hechos, que no vamos a blandir las armas, no vamos a cometer ningún acto en contra de la integridad de la Nación, del Estado, nos vamos a dedicar a hacer trabajo político, actividad política que es un derecho … que debe considerarnos el Estado [...].
¿Dentro de los términos de la democracia burguesa que antaño denostaban tanto?
Bueno, esa es la situación, esa es la tendencia política que tenemos como nación, como peruanos, tenemos que aceptarla…
¿Incluso estarían dispuestos a hacer listas para la representación en el Congreso?
Mire, yo pienso que esto, objetivamente, la tendencia política lleva a que el Partido Comunista no participe directamente pero sí puede haber movimientos políticos colindantes…
Generados.
Generados, legalmente constituidos, que tengan derecho de participar como en los tiempos de Lenin, a participar en el Parlamento, luchar por ejemplo por una nueva Constitución, en la defensa de los derechos fundamentales y del pueblo, creo que eso es nuestro legítimo derecho, no hay nada subversivo allí, no hay que atente contra el Estado o contra la democracia burguesa.
¿Usted se ve a sí mismo participando en ese tipo de acciones?
No creo.
¿Qué haría usted [si se logra deponer] las armas?
Yo soy político, me dedicaría a hacer trabajo político, a hacer trabajo campesino, estudiaría algo de agronomía, algo que me sirva de acuerdo a la realidad actuante. O no sé, uno no puede adelantarse a qué hará mañana.
Usted lleva tantos años alzado en armas, ¿cree que tendría una posibilidad de volver a la vida civil?
Creo que sí, pero las garantías siempre estarán en cuestión, qué pasó con el comandante Cero y con otros, todos sabemos cómo terminaron.
¿Usted no cree mucho, entonces, en sus posibilidades de vivir una vida normal de darse una amnistía?
Objetivamente no lo creo.
Y, como ha dicho, si usted recibe la indicación o la orden [de Abimael Guzmán], ¿estaría dispuesto a entregarse?
Por supuesto, yo tengo que sujetarme al mandato de mi partido y a la necesidad política de la patria. Si debo inmolarme yo lo hago, no tengo ningún inconveniente. [...]
Usted, que en forma muy obvia está influenciado por su paso por el Ejército y por la vida militar, ¿cómo se ha sentido cuando ha tenido que combatir contra el Ejército en el que, como usted mismo indica, nació como hombre, como persona?
Es muy difícil, muy complejo. Lo he visto de cerca, muchachos como yo. Pero la lucha de clases es así, me puso en esta orilla del pueblo, tuve que aceptarlo, es hasta irónico, pero tuve que aceptarlo. [...] Lamento mucho que hayamos segado vida de soldados como yo lo fui ayer. Sí, me duele que nos hayamos desangrado entre peruanos, pero era la guerra interna, y hay que aceptar la historia, porque la historia ya no se puede cambiar, ya está hecha.
[...]
¿Usted es la garantía armada de Sendero Luminoso, de Abimael Guzmán?
Sí, pienso que sí. Particularmente es mi postura. No la voy a abandonar. No voy a desmovilizar a mi ejército mientras no haya un proceso de negociaciones franco y real.
Y mientras usted no se desmovilice, ¿cuál va a ser la actividad militar que va a llevar a cabo? ¿Van a seguir llevando a cabo emboscadas, asaltos, aniquilamientos, asesinatos?
En forma determinante, no. Nada de eso. Nosotros nos vamos a limitar a hacer trabajo político organizativo. A hacer labor política. Mantenemos una fuerza armada por seguridad, para defendernos. Si nos atacan, nos defenderemos. Responderemos medida por medida.
Es decir, ustedes están en una posición estrictamente pasiva…
Defensiva, militarmente hablando.
¿No va a haber ningún tipo de ataques?
No va a haber ningún tipo de ataques. Eso lo puedo garantizar. No vamos a atacar.
¿Eso incluye aniquilamientos selectivos?
Así es.
[...]
Lo que usted pide, lo que su partido pide, es un perdón de 360 grados, que incluya a quienes cometieron atrocidades y excesos desde Sendero Luminoso, a quienes cometieron atrocidades y excesos desde el Estado. ...Y a los que incluso después robaron. ¿Es eso lo que ustedes piden? ¿Que cubra a todos, que [vayamos al] día original de la creación, cuando toda la humanidad estaba libre de pecado?
Usted lo acaba de decir. Si el perdón cabe para zanjar este conflicto armado, que no es lo mismo que un caso específico de corrupción, ¿de qué otra manera podría hacerse si no se llega a un proceso de amnistía? Es un proceso, [...] pero que se dé un paso concreto en ese sentido en aras de un proceso de amnistía porque no va a ser una sola y ya se acabó. No va a ser así. En mi opinión, va a haber varias amnistías [sic]. Va a ser todo un proceso. Pero no hay ningún indicio de dar un paso en ese sentido. Y desgraciadamente cargamos con todas esas responsabilidades. ¿De qué otra manera podría zanjarse este conflicto armado que aún subsiste o lo que queda de este conflicto armado? ¿Cómo podría zanjarse? ¿De qué otra manera? ¿A la modalidad de ellos: ríndete, sino exterminio, se acabó? No creo… ? ? ?




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