Henry Pease García.
Sociólogo, ex parlamentario y titular del Parlamento entre julio del 2003 y julio del 2004. Catedrático en la Pontificia Universidad Católica.
¿Es posible que un político, concretamente un gobernante, no sea de derecha ni de izquierda, como lo afirma el presidente Ollanta Humala?
Hablar de izquierdas o de derechas es hablar de un concepto relativo y que varía en el tiempo: no es lo mismo ser de izquierdas o de derechas en los años 20 del siglo pasado, en la década del 80 o ahora. Con esto no digo que uno deba tomar las posiciones de un gobernante simplemente como le conviene en cada momento; de lo que no hay duda es de que al gobernante se le debe evaluar en función de lo que ofreció. Por otro lado, la intención del presidente corresponde con su historia personal. Al ver ese titular, lo primero que me acordé fue de Velasco, cuando decía "ni capitalista ni comunista".
¿Lo ofrecido por Humala durante la campaña no estuvo relacionado a principios y pensamientos de izquierda?
En la última campaña electoral, la de Humala era la candidatura que estaba más a la izquierda. Pero, otra vez, la concepción de posiciones varía en los tiempos. Por eso insisto en que la definición es la que da el propio candidato.
¿Si se enarbola banderas de izquierda en una campaña electoral, no se tendría que mantener esa posición en un eventual gobierno, fruto de esa campaña?
No tengo ninguna duda de que a los políticos los ciudadanos tenemos el derecho de exigirles que actúen de acuerdo a lo que se han comprometido. Tampoco debemos olvidar que entre la primera y la segunda vuelta hubo una adaptación de los candidatos, y en esa adaptación puede caber una Hoja de Ruta que muchos demandamos a Humala, exigiendo básicamente el respeto al Estado de derecho y las reglas democráticas. Eso no está en cuestión, lo que está en cuestión es si la propuesta del gobernante va a llegar a la inclusión de la que habló; es decir, si con las medidas ya tomadas y las que diga que va a tomar el Perú va a llegar al paradero –utilizando la parábola que él mismo ha hecho sobre el conductor de micro– que nos ha ofrecido.
¿Eso es lo que cuenta?
Así es. Para los electores de un gobierno democrático, lo que cuenta es el cumplimiento de las promesas. No es un gobierno democrático uno que hace lo que hizo Fujimori.
Si nos remitimos al caso Conga, lo que hizo como gobierno no se condice con lo que dijo sobre el tema como candidato...
Yo tengo la sensación de que lo dicho en Cajamarca no es lo que está haciendo, pero puede decir él –con razón– que en la segunda vuelta agregó que todas sus actitudes y comportamientos estarían dentro del régimen democrático. Esa adaptación que tiene entre la primera y la segunda vuelta vale para su gobierno, pero ella no implica que pueda olvidar el objetivo fundamental de su propuesta, que es la inclusión, que significa medidas concretas en favor de la gente más olvidada. Eso no veo que se esté materializando, aunque creo que está en la cabeza de los gobernantes...
Entonces usted ve que Humala está cumpliendo la Hoja de Ruta mas no su objetivo de lograr una mayor inclusión...
Solo se salió un paso de la Hoja de Ruta en el discurso en Ayacucho, cuando reclamó contra el voto de los militares... el otro compromiso sigue en pie. El peligro es la enorme desilusión que se puede generar cuando no hay luz al final del túnel. Para que haya luz al final del túnel, la gente tiene que ver concretadas las promesas... y el gobierno tiene necesidad de concretar, de cuantificar. No digo que se resuelva de inmediato el problema, pero al menos que se vea la luz al final del túnel.
Entonces, ¿no se avanza en cumplir el objetivo de una mayor inclusión social en el país?
Debemos evaluarlo, y le anuncio que el seminario sobre Reforma del Estado que he convocado en la Universidad Católica desde el 2006 será este año sobre el tema de la inclusión social. Entonces, busquemos hacer una evaluación que ayude al gobierno a corregir rumbos si es que no se está avanzando en esa dirección...
Este gobierno se comprometió a hacer grandes cambios para lograr la inclusión, y ahora aparece como un gobierno continuista...
En política, las apariencias a veces nos invaden demasiado... El político tiene la obligación de usar bien las ideas, no tanto las ideologías, y de aterrizarlas con análisis empíricos. Lo que acá se necesita es que en el mensaje que comunicacionalmente hace el político al país incluya como factor clave el que la gente tiene el derecho de mirar la luz al final del túnel, es decir, ver que sus promesas van camino a cumplirse. Lo que puedo decirle es que hoy día esa sensación no la tiene la gente. Yo no exijo que un gobierno sea perfecto, pero sí que yo pueda ver el rumbo a dónde va. En este caso, no es claro el rumbo a dónde va...
Según algunos analistas, eso tiene que ver con el pragmatismos de Ollanta Humala...
Mi generación combatió siempre el lema de Odría "hechos no palabras", y hoy día he visto que el lema también lo usó Leguía y acaba de ser usado más o menos igual por Humala. Yo lo único que diría es, cuidado, el pragmatismo es a veces la mejor manera de justificar lo que se hizo por metida de pata.
Como parte de su pragmatismo, Alberto Fujimori cerró el Congreso...
Sí, pero ese es el pragmatismo sin principios. Yo no veo que Humala se presente como un pragmático sin principios...
Finalmente, ¿es errada o no la sensación de que Humala echó mano de la izquierda para conglomerar a un sector mayor y pasar a la segunda vuelta, y utilizó a gente de esa izquierda en el primer tramo de su gobierno?
En primer lugar, yo nunca hablo de la izquierda, porque siempre ha habido diversas izquierdas. En segundo lugar, estas personas representan a un grupo que se integró al Humalismo, y creo que esas personas apostaron y perdieron. ¿Qué pasó adentro? Creo que está vinculado a la forma en que cayó el premier Lerner. Lo que sí es evidente es que ahí se ha dado una ruptura, pero la evaluación que tiene que hacer la ciudadanía es mucho mayor a ese hecho concreto.
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