miércoles, 29 de febrero de 2012

UN ARTICULO DE MEKLER.......¡Gracias, Bill!



¡Gracias, Bill!
Isaac Mekler
meklerneiman@gmail.com

Cuando nos dicen que Bill Gates ha hablado sobre el Perú y que lo ha hecho en España, nos imaginamos que ha felicitado que, a pesar de los cambios de gobierno, el país mantiene sus niveles de crecimiento, o que dirá que, si seguimos por el camino que andamos, en algunos años más habremos reducido la pobreza. Imaginamos que ha hablado del Perú, recomendando, tal vez, que dejemos, ya, el modelo de país primario exportador, y pasemos rápidamente a un modelo de desarrollo generador de puestos de trabajo.
Es decir, creo que nadie se imaginó nunca que Bill Gates, el segundo mayor filántropo del mundo, y el segundo, también, hombre más rico de nuestro planeta, se refiera al Perú para pedirle a los países cooperantes, que ya no ayuden al Perú, porque somos un país donde el promedio de ingresos por persona es de US$ 10,000 (diez mil dólares).
Si no viniera de él esta declaración, daría risa. Viniendo de Gates sorprende y apena. Y digo que daría risa, porque el ingreso por persona en un país se obtiene de dividir el valor de todos los bienes producidos, entre el número de habitantes de ese país. Claro, si ese es el único dato que tomó en cuenta Gates, su argumento es lógico. Pero un genio como Bill Gates, ¿no sabe que las estadísticas pueden ser engañosas? ¿No sabe que un cálculo del ingreso per cápita, incluye al que gana US$ 20,000 mensual, y al que araña los US$ 100 cada 30 días?
¿Cuántos huancavelicanos cree Gates que ganan US$ 10,000 mensual? ¿Cuántos apurimeños? ¿Cuántos ayacuchanos? ¿Cuántos de Pasco, Huánuco, Ucayali?  Allí, en estos lugares, y en el Perú en general, hambre es medir en el estómago el volumen de la cantidad de nada que cabe en el vacío.
El escritor irlandés George Bernard Shaw dijo alguna vez que la estadística es una ciencia que demuestra que si mi vecino tiene dos automóviles y yo ninguno, los dos tenemos uno.
Así funciona la estadística. Y de ella se ha valido Bill Gates para pedirle al mundo que ya no nos ayuden. Estoy seguro que, como país, nos encantaría no requerir la ayuda de la cooperación internacional y valernos por nosotros mismos. No creo que haya alguien que quiera vivir permanentemente de la ayuda de otros gobiernos. Ayuda que debe ser entendida como solidaridad y no como caridad, además.
Me sorprende mucho que un hombre como Bill Gates, que ha hecho su riqueza en base a su inteligencia y análisis, haya usado un indicador equivocado para comentar sobre la ayuda que el Perú recibe. Hay datos fundamentales que debió tener en cuenta, con todo respeto, Sr. Gates: ¿Cómo está distribuida la riqueza en nuestro país?, ¿cuál es el ingreso por persona cuando se considera solamente a la población que vive al otro lado del hiato entre las clases más altas y las más pobres? Y tercero, ¿no hubiera sido mejor una estadística de la ingesta calórica de los peruanos?
Cada vida vale igual, ha dicho Bill Gates. Estoy absolutamente de acuerdo. En el Perú mueren niños por desnutrición, mueren niños por frío, mueren niños  por tuberculosis. Sí, claro, en otros países también. Pero, lo que duele es que se use la estadística, y una mala estadística, cuando la vida o muerte de nuestros niños, altoandinos o urbanos, amazónicos o de los desiertos, es un tema de moral, es básicamente un tema humano.
El problema es que Bill Gates tiene mucho poder. Y si su dicho de mejor no ayudar al Perú es atendido por países e instituciones que nos han ayudado, y que lo siguen haciendo, reconozcámoslo: el gobierno no va a suplir el hueco que ellos dejen. No puede, no es capaz.
Mark Twain decía: Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas.   

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