jueves, 23 de febrero de 2012

La laptop de “Artemio”


El cabecilla narcosenderista no era una isla. Era previsible que la captura de “Artemio” revelara sus nexos con figuras de la política y los negocios. Esos lazos han sido el sentido mismo de su presencia y actuación en el VRAE. Un cuarto de siglo al servicio de la exportación de la droga, en diversas fases de elaboración.
La lista de sus contactos ya ha comprometido a varias docenas de personas, vínculos que en muchos casos eran conocidos o sospechados de tiempo atrás. Es lo que ha sucedido con la lisurienta ex congresista Nancy Obregón. Una dirigente cocalera, hoy ubicuamente urbanizada en el Congreso, era un bolo fijo para el contacto con “Artemio”.
Un personaje como el cabecilla de SL atrae buena parte de la atención porque anda armado, uniformado y es directamente peligroso. Lo cual por momentos lleva a olvidar que es una organización de alcance nacional lo que se persigue. A pesar de su rollo ideológico, los Artemios de esta historia en el fondo no son más que sanguinarios guardaespaldas.
La correa de transmisión del narcotráfico empieza con los miles de agricultores dedicados a la hoja de coca. SL lo protege en la espesura y políticos varios les dan cobertura en diversos niveles del Estado. Lo importante aquí es que la materia prima fluya hacia la producción, un interés necesariamente compartido con la población de la zona.
En la siguiente etapa, llegar a los puntos de embarque, SL no aparece. Para ese tránsito lo necesario es un alto índice de corruptibilidad, que permita reducir al mínimo las capturas de alijos. Esta es la parte flotante del negocio, donde el objetivo es establecer rutas permanentes y seguras, y colaboradores con las mismas características.
La parte final del trámite es acaso la más complicada: la circulación del dinero por todo el sistema, desde las manos del comprador internacional hasta las del modesto cocalero. Esto supone otro tipo de participante, con contactos legales especializados para el lavado y planchado de todos esos recursos ilegales.
Frente a este tipo de panorama la captura de “Artemio”, un importante logro en sí misma, podría terminar siendo un avance más bien limitado si no se expande en caliente el ámbito de las investigaciones. Esto en el entendido de que no es lo mismo perseguir a un insurrecto por la selva que enfrentarse al crimen organizado en las ciudades.
Los diversos espacios de producción y viaje de la droga se alimentan mutuamente, con información y recursos. Por lo cual conviene mantener una mirada de conjunto sobre el tema y dedicar esfuerzos también a las interrelaciones de estos espacios. Es decir, no permitir que el narcotráfico compartimentalice sus operaciones, como busca hacerlo.

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